Todos tenemos preocupaciones que no podemos sacarnos de la cabeza.
Las preocupaciones nos mantienen despiertos por las noches y nos acechan durante el día mientras intentamos trabajar, disfrutar de alguna actividad o simplemente relajarnos. El miedo incesante y la ansiedad pueden drenar todas nuestras energías y agotarnos, tanto física como emocionalmente...
Sin embargo, también hay que saber que es posible cambiar esto y comenzar a disfrutarnos a nosotros mismos un poco más. Les dejamos algunos consejos que los van a ayudar.
Crea posibilidades donde antes había problemas.
Hay muchos principios por los cuales regirse en esta vida, pero definitivamente uno destaca sobre todos los demás: la vida es corta. Y, aunque esto suene medio cliché no deja de ser cierto.
Cuando menos te lo esperes tendrás cierta edad avanzada y al mirar atrás en tu vida sentirás que todo pasó en un abrir y cerrar de ojos. El tiempo vuela y es lo único que no se recupera, no se puede comprar ni se puede negociar.
Por eso, para vivir más feliz, resulta importantísimo dejar de pensar en todo lo que puede llegar a pasar si haces esto o aquello. Dedícate a disfrutar y si quieres hacer algo realmente sólo hazlo, piensa en las consecuencias pero no te detengas tanto en ellas. Así vivirás una vida más plena y feliz.
Tu paz reside en ti.
Pase lo que pase, sea cual sea el contexto siempre seguirás siendo tú mismo. Que nadie te persuada de lo contrario, las circunstancias externas pueden ayudarnos o perjudicarnos pero finalmente los dueños de lo que sentimos somos nosotros mismos.
Por eso, lo más importante es trabajar sobre nuestros propios pensamientos y saber que la posibilidad de vivir tranquilo y en paz reside en nuestras mentes y no tanto en los factores externos, aquello que nos rodea.
Ser racional.
Ser racional es, entre otras cosas, saber que no todo depende de ti. Está en la naturaleza del ser humano querer controlar todas las variables posibles y anticipar todos los desenlaces de la vida.
Pero lo cierto es que este tipo de actitudes, las cuáles surgen tan naturalmente, resultan más perjudiciales que otra cosa. Es importante saber que en toda situación nosotros podemos controlar sólo lo que está a nuestro alcance. De nada sirve querer moldear cosas a nuestro criterio cuando ni siquiera dependen de nosotros.
Indiferencia.
Como debemos aprender a empatizar con los demás y estar allí para aquellas personas que necesitan ayuda, también es importante saber que ciertas veces la indiferencia no está nada mal.
Cuando decimos indiferencia nos referimos al desinterés por esas inquietudes propias que no nos llevan a ningún lado. Resulta vital dejar de lado y no prestar atención a esas conjeturas que tanto nos traban, y la mirada ajena no tiene que jugar un papel tan importante en nuestras vidas.
Autoestima.
Trabajar en la autoestima y sentirse bien con uno mismo es una de las claves para vivir feliz y dejar de preocuparse tanto. Enfócate en estar contento con quien eres y aceptarte, la felicidad no tardará en hacerse presente.
Tiempo para uno mismo.
Aunque parezca algo obvio, tomarse el tiempo para relajarse y reflexionar es una gran práctica para mejorar día a día y poder deshacernos de todos esos hábitos y costumbres que nos hacen tan mal. La introspección, en su medida adecuada, es una herramienta excelente que nos acerca a una vida más feliz.
Fuente: www.positivomundo.com
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