Inventaste la idea de un tercer mundo, donde te permites creer que la vida de otros vale menos, un aberrante y terrible mundo que tú creaste.
Has aprendido a aniquilar tu conciencia naturalizando a diario la muerte de niños por falta de agua y alimento.
Creas guerras que asolan el planeta, dejando hijos huérfanos, madres y padres sin hijos, hermanos sin hermanos, donde pocos ganan mucho, y muchos lo pierden todo.
Eres tu propio enemigo y el mío.
¿Y preguntas quién soy?
Soy tu pulmón enfermo, el hogar que has abandonado, la naturaleza que has contaminado, los árboles talados, todos los animales innecesariamente sacrificados y maltratados, tus océanos, tus mares de plástico, y tu cielo que quiere seguir siendo azul.
La avaricia te desquició, he visto como llenabas los bolsillos y vendías el alma.
Hace mucho que dejaste de escucharme, te quedaste sordo.
Cambiaste tu gratitud por egoísmo, tu tiempo por poder. Humano, tu codicia te dejó ciego, incapaz de ver que la vida no es un hecho sino un regalo.
Pero ¡basta!. Sí he dicho ¡basta!. No quiero seguir siendo la espectadora de esta guerra sin enemigo, de este teatro grotesco que duele de verdad. Se acabó, terminaste con mi paciencia y te paro en seco. Y ahora, te sientes vulnerable porque sientes miedo. Miedo de no reconocerte sin tus pertenencias, ni tus posesiones, ni tus cargos, ni tus disfraces, impotente por todo el tiempo desperdiciado, lejos y ausente de lo que ahora sientes y sabes que importa…
Abre los ojos, despierta todavía hay esperanza, eleva tu conciencia, busca dentro de ti y hallarás la forma.
Aprende de tus errores si no estarás destinado a repetirlos, no te compadezcas y pregúntate qué puedes hacer para aprender de esta experiencia. Esta difícil situación puede ser el cambio de paradigma, una oportunidad de vital importancia para sanar y recuperar tu conexión conmigo, la tierra, y contigo mismo.
Abre los ojos deja de centrarte en los resultados, te pasas la vida fijándote metas impuestas o cada vez más ambiciosas y dejando en el olvido tu verdadera esencia.
¿Y si por fin, este es el momento de viajar con destino a tu propósito de vida?, si descubres cuál es, y vives consecuentemente con tu propósito dejarás de centrarte en el aspecto material, con ello no significa que te desprendas de tus posesiones, sino que les des su justo valor, que no sean el centro de tu vida. Sentirás que las cosas que considerabas importantes como, el dinero, el prestigio, los logros, comprar y adquirir, han dejado de resultarte tan atractivos y ¿sabes qué?, volverás a conectar con tu ser humano sensible, amoroso y armonioso, esa parte de ti que un día encerraste en el armario del olvido y que querrás de nuevo llevar puesto. Humano, te sentirás libre porque dejarás de ser esclavo de la conducta o la aprobación de otros.
Humano, cierra los ojos y pregúntale a tu ser superior ese que guarda tu pureza para qué viniste a este mundo y cuando obtengas la respuesta habrás iniciado el viaje a tu esencia mágica, comenzarás a fluir con la vida, dejarás de luchar, confiarás en ti mismo y sabrás qué hacer, porque te reconocerás como un ser mágico con un propósito.
Si en tu proceso de confinamiento, he vuelto a respirar, sintiendo que me regenero, imagina qué haría una actitud constante a nivel global de respeto y agradecimiento por ti mismo, por los demás y por todo lo que te rodea.
Humano, la solución está en ti.
Textos y vídeos de, Greta Blanco (Reflexiones de una Coach).
Periodista, Lifecoach, formadora y conferencista. Autora del libro «Conmigo al fin del mundo».
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