Leila Amat Ortega.

Nació en Madrid en 1987, pero a los pocos años sus padres se trasladaron a Sevilla, donde se crio hasta los 18 años, edad en la que volvió a su ciudad natal para estudiar su carrera y un Máster. 

Flor de viento

Filóloga de hispánicas y profesora de lengua y literatura, a día de hoy se dedica de lleno a la fotografía construida, canal que utiliza para expresar y reflejar los problemas derivados por la falta de salud mental,  dando visibilidad a todo este enorme campo, con el fin de que esto no sea tabú. Pero no toda su obra se centra en eso, también habla de amor, de familia, infancia, maternidad, de resiliencia, del cuerpo, de activismo o memoria. Ha expuesto en Microteatro por dinero, Galería Cero, en el Centro de Artes integradas de Huelva, en la fachada del Colegio de arquitectos en Palencia, en los escaparates de Cortefiel de la Vaguada, en el Photofestival, Centro cultural Conde Duque, La casa encendida, la Galería Theredoom, la Librería Railowsky o la Galería Mondo. Ha estado en ferias de arte como la Jääl Photo, We Art Fair, Art and Breakfast, Barcelona Art Photo, Entrefotos, Marte o Hybrid (3 años seguidos). Ha participado en programas solidarios como PHES, organizado por Estela de Castro. Así mismo, imparte talleres y charlas sobre creatividad fotográfica y desnudo en ciudades como Valencia, Barcelona, Donostia, León o Madrid o dio conferencias en Ronda, en festival Pallantia Photo, el Madrid Photocreative, el Imaginaria en Castellón, el Infotógrafos IX en Alicante y el PhotoManchegos en Puertollano. Ha dado una ponencia organizada por el Ayuntamiento de Madrid, en el centro Galileo, así como ponencias internacionales a México, Chile o Argentina. Por otro lado, su obra está presente en Galerías como Lumas. 

En la actualidad están en marcha dos exposiciones, en octubre en WhiteLab con Maria JL del Hierro (Madrid) y el la Galería César Sastre (Sevilla).

La compañía
Libertad

Statement Leila Amat.

Leila Amat siempre se ha considerado una fotógrafa de “Ideas y sueños”, aunque su trabajo tiene un sentido dentro del marco de la fotografía construida. Ella adquiere a través de su trabajo la conciencia del “yo” para proyectarlo vía una imagen y se convierte en la directora de su universo personal, dentro una de las corrientes fotográficas más introspectivas que existen. La fotografía se convierte en una herramienta mediante la cual canaliza su interior para explicarlo y hablar de sí misma. De esa realidad interna, además de la externa, sabrá seleccionar lo que le pertenece y transformarlo en algo parecido a una meta-realidad, es decir, la fotografía tiene una carga de verdad absoluta dentro de nuestro universo interior y exterior de la que forma parte todo aquello que podemos percibir y comprender, como aquello que no podemos percibir ni comprender. Muchos se han atrevido a calificar de manera muy acertada y concisa este tipo de fotografía como Fotografía construida, ya que interviene y manipula la realidad, generando una imagen que no se da en la realidad visual de todos, sino en nuestro propio interior. Sin la existencia del fotógrafo, esa composición jamás se habría dado en el plano visual de ninguna otra persona. Este tipo de fotografía tiene como base la imaginación, amén de ser reforzada por sus textos. Escritura y fotografía, en el arte de Leila Amat, son un combo indisoluble. El proceso imaginativo le permite manipular información generada en nuestro interior, con el fin de crear una representación percibida por los sentidos de la mente. Es un proceso potencialmente creativo, porque en ausencia de estímulos del ambiente, somos capaces de inventar. La imaginación le permite a Leila Amat pensar en algo que se había percibido previamente pero que ya no se encuentra presente. El procedimiento se nutre de la memoria para manipular la información y relacionarla con experiencias que no dependen del estado actual del organismo, por lo que se entiende que toma elementos antes percibidos y experimentados, y los transforma en nuevos estímulos y realidades. 

Alas en azufre

La carga semántica de este tipo de fotografía es enorme, ya que contiene de símbolos desde el plano más conceptual hasta el compositivo, incluso se podría hablar en su desarrollo y realización de un proceso performativo. Toda persona es rabiosamente única y esta corriente fotográfica explota esa unicidad que vuelca en una imagen bajo un proceso intelectual y emocional muy elaborado. Todo esto no tiene nada de novedoso, pero sí estamos asistiendo a una nueva forma de entender la fotografía de manera colectiva. Ya no son (loables) casos aislados, sino que se está convirtiendo en un movimiento que entiende el proceso fotográfico de manera íntima e introspectiva, siendo ellos mismos el motor y mecanismo para fabricar, mediante un artificio mental, una imagen visual que poco tiene de fortuita. Ese cúmulo de experiencias, sentimientos y emociones se transforman en un universo paralelo en el que vivir y soñar para canalizar y transformar nuestra realidad y la ajena.

Romanticismo
La mitad que respira
Sot de l’enfern
Popea

Trabaja con autorretratos, aunque unas veces se puede considerar autorretratos y otras recreaciones de personajes, diversos estados emocionales o una determinada circunstancia vital,  lo que le lleva a pensar en el carácter performativo que puede llegar a tener la fotografía construida. Ser ella misma fotógrafa y modelo le permite vivir al máximo la experiencia de la fotografía, fusionarse con la obra y poder transmitirla tal y como la lleva dentro, a fin de poder interpretar y transformar la realidad.

A pesar de que su trabajo está dando un giro radical hacia los interiores (claro signo de tiempos o circunstancias turbias en su vida), los entornos desde hace años han sido siempre naturales y exteriores (sanación, apertura a la vida). La entrega a la naturaleza es un signo claro de recuperación. De esta forma, el campo de la salud mental, es un tema que trabaja con frecuencia, desde sus causalidades hasta sus consecuencias.

La fotografía es un lenguaje que le permite vivir, expandirse, sanar o analizar una herramienta con la que, con un poco de imaginación, puede soñar y hacer soñar a los demás. La fotografía es una pregunta al mundo, es una búsqueda de respuestas a situaciones psicosociales, personales o políticas. Así mismo, entendiendo que todo arte, si es arte, es político, entiende la fotografía como una forma de hacer activismo, de posicionarse ante el mundo, frente a los demás, frente a lo que se nos está impuesto.

Leila Amat Ortega

Pesadilla

NJOY Art!

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