Mónica Vázquez Ayala.

Obra original de la portada. Keep Smiling
Portada NJOY junio de 2021

Como mujer, Mónica Vázquez Ayala llama especialmente la atención por su actitud valiente y rompedora. En estos tiempos que estamos viviendo tan tristes, en los que parece que estamos más irascibles o en los que necesitamos a los demás más de lo que nos gustaría admitir, nos faltan fuerzas, y sobre todo, honestidad con nosotros mismos. Por eso, Mónica Vázquez Ayala como artista, es luz y es sinceridad.

Entre paisajes desconcertantes, naturalezas turbias o la propia basura, habla de las personas tóxicas, de la ausencia, de como el exterior a veces se nos cuela tan dentro, que la luz se vuelve oscuridad. Sin tapujos, sin miedos y sin pudor, muestra su cuerpo a veces desnudo, a veces disfrazado como un elemento más, como otra parte de la fotografía. No se esconde, no se exhibe, es simplemente ella misma. Las fotografías de Mónica, nos abren su mundo, su interior, sus miedos, sus alegrías, sus triunfos, pero también sus derrotas. La auténtica voz de una mujer, que chilla su historia a través de la fotografía.

Izquierda: Never be a robot (El sueño de Rousseau). Derecha: Never be a robot (Neptuno)

“Me hice libre
Vivo libre
en esta inmensa celda
de castigo que es la tierra.
Decir la verdad
me desencadena”.
GLORIA FUERTES

Texto Almudena Ríos

MUJER DURMIENTE, EL SUEÑO DE ARIADNA

La poética del sueño, toda vez que se ha desvelado como elocuente inspiración del surrealismo, es sin duda una de las constantes más evidentes en la obra de Mónica Vázquez Ayala La mujer durmiente, está presente en las delicadas imágenes que configuran el apartado Sobre la Vulnerabilidad, extensible, asimismo a otras series como Seguir sonriendo o Sobre la luna. Por no citar algunos títulos de obras aisladas donde la palabra “sueño” aparece rotulada, como El Sueño de Rousseau, dentro de las revisiones que hace la artista sobre la historia del arte, dedicada en este caso al pintor Henri Rousseau, El Aduanero, quizá la más célebre figura “protosurrealista”, admirada por pintores y fotógrafos como Ernst, Carrington o el mismo Breton. La actividad del sueño era considerada altamente productiva por Breton y sus seguidores, desde aquel famoso aforismo, “No molestar, el artista trabaja”, hasta las intrincadas conexiones del subconsciente que rigen un arte a pleno rendimiento, desconocido para la mente despierta. 

Soñar con los ojos cerrados y también abiertos, parecen hacer las mujeres y hombres de Mónica Vázquez Ayala mecidos por extraños vaivenes accidentales que escapan al devenir del tiempo de vigilia. En ese viaje interior, nos asalta el deseo irreprimible de surcar mundos psíquicos no menos reales, como hicieron las primeras fotógrafas liberadas del relato “coherente “(Cahun, Miller, Oppenheim); territorios revelados solo parcialmente por el estado de letargo que produce el ensueño. Atrapados en las redes invisibles del pensamiento semiconsciente, vaciadas sus mentes de toda existencia sobrevenida, los protagonistas de esta obra caminan espectrales, se detienen, se alzan, danzan, contonean y estremecen, para finalmente caer rendidos sobre sí mismos, presos del recelo, quizá, a dar el salto definitivo. La sordidez del paisaje derruido, la habitación fría y anodina, el espejo o el diván, son su última vía de escape, para vencer toda negación, toda censura. Es la catarsis de Ariadna en su lecho de amor, la copa rebosante de néctar ambrosiano la que se esparce subyugante en el festín del sueño fortalecedor y la siniestra pesadilla reconfortante. Pero también la asfixiante sensación de debilidad y desprotección insoportable, un ahogo que permanece, sin remedio, en el encierro de la vida. (…)

Como ocurre con todas y cada una de las obras que conforman la individual de Mónica Vázquez Ayala en las salas del CAC, está el esfuerzo sincero de una fotógrafa con carácter, cuya meta última es llegar a las entrañas mismas de su realidad, y hacerlo sin cortapisas, a través del conocimiento de la imagen artística y su dimensión más allá del mero valor de culto. O como dijo Benjamin: Con la fotografía, el valor de exhibición comienza a vencer en toda regla al valor ritual del arte . 

Amalia García Rubí (Extracto del texto de Amalia García Rubí para el catálogo del CAC Málaga) 

www.monicavazquezayala.com

Instagram: monicavazquezayala

Facebook: Monica Vazquez Ayala

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