Antonio Miguel Morales Montoro

Miembro de la Generación de autores Romero Esteo, es licenciado en Filología Hispánica, docente, dramaturgo y poeta.

“Creo firmemente en el teatro que enseña los dientes al poder, ese teatro que no es complaciente porque no tiene la intención de desdecirse para entrar en circuitos patrocinados; aunque no debemos olvidar que es necesario en todos los circuitos”.

Forma parte del Equipo de Profesionales del Centro Dramático Nacional, en el Apartado de Dramaturgia.

Ha cursado un Máster en Estudios Avanzados de Teatro en la Universidad Internacional de la Rioja. Su proyecto de investigación aborda el tratamiento de la memoria histórica en la dramaturgia española contemporánea. 

“Las cunetas revelarán no solo la verdad de los asesinados, sino también el rostro de los asesinos. Y muchos de esos asesinos todavía a día de hoy mantienen privilegios que consiguieron manchándose de sangre las manos.

En muchas ocasiones se sigue dando la espalda a los memorialistas porque nuestra democracia no ha acabado todavía con el fascismo y sigue levantándose sobre dos falsos pilares: el miedo y el silencio. Muchas personas mayores han muerto sin contar nada porque creían que la historia podía volver a repetirse.”

Ha completado su formación como dramaturgo en el Nuevo Teatro Fronterizo, con Sanchis Sinisterra; en Fuentes de la Voz, con Alfredo Sanzol, y en la Escuela Internacional del Gesto.

Colabora en ocasiones con publicaciones especializadas en teatro, como “Primer Acto”.

Trabaja como profesor de lengua y literatura española.

Ha recibido numerosos reconocimientos como dramaturgo:

Ganador del IV Torneo de Dramaturgia Andaluza (2022) con Memorias de la Luna Grande.

Finalista en el Certamen Internacional de Dramaturgia Invasora, 2022, con Pollitos de cualquier color.

Premio Irreverentes de comedia 2021 por La tragicomedia de los arcanos.

Premio Nazario a la autoría teatral 2019 en el Certamen Cultura con Orgullo, por Anatomía de un vencejo.

Primer Premio en el II Certamen Internacional de Dramaturgia Invasora por la obra Anatomía de un vencejo. (La obra ha sido seleccionada por la SGAE para el ciclo de lecturas dramatizadas ´El teatro se lee en Granada´).

Candil de Oro a las Artes Escénicas 2017.

Con su obra Sulpicius quedó finalista del Certamen Andaluz de Teatro Romero Esteo.

Accésit en el Certamen El Espectáculo Teatral con La milonga del destierro.

Finalista en el Certamen de Dramaturgias emergentes convocado por Lanau, Espacio Escénico con Epifanía de la marabunta.

 Primer premio del certamen internacional El Espectáculo Teatral con La verdadera identidad de Madame Duval.

Sus obras han sido traducidas a varios idiomas.

Tiene en su haber más 30 Publicaciones, desde el 2002 al 2022, en distintos géneros. La mayoría, en estos 5 últimos años. 

POEMAS

El perro

Un día comprendí que la caseta

del perro no era útil pero tuve

antes que construirla con mis manos:

comencé por la base

dejando espacio entre el suelo y el piso

que fuese suficiente

para que propiciase el aislamiento

con el mundo exterior

que a veces muestra sus hostilidades.

Después puse atención en elegir

materiales no tóxicos

_ al tiempo impermeables_

y con escuadra y lápiz

resolviendo el diagrama del rectángulo

dispuse los segmentos

ajustando un tornillo en cada esquina

para que fuesen firmes los anclajes.

Una vez construida la caseta

llamé al perro y no vino porque nunca

tuvimos perro en casa.

Y es que a veces trazamos

_ tristísimos tahúres de los sueños,

fingidos arquitectos_

sobre un papel de vida inabarcable

la herida de un deseo.

(De El perro circular)

El pupitre

La frustración, sobre el pupitre, a solas,

pesando tanto como pesa el cielo

desolador sobre los hombros leves

y atrevidos del niño que soñaba

volar hacia el futuro y se contempla

frustrado frente el íbex 38

pesando tanto como pesa el cielo

desolador sobre los hombros fláccidos

de un hombre que recuerda

a un niño que soñaba

volar hacia el futuro y se contempla.

(De El perro circular)

Piel

Hay personas que sufren.

Hay personas que tienen

_más que la piel_

la sensibilidad atópica.

(De El perro circular)

Una tarde de sábado

La miró con tensión como si le contara

las rayas a algún tigre en la noche selvática.

Después le habló despacio como si calculara

los segundos que tarda el trueno desde el rayo.

Contó ciertas historias antiguas de los bosques,

de la capa de hielo fundida en el Antártico,

de las constelaciones inasibles del cielo

de la memoria frágil donde duerme en el pasado

de los hombres que miran y tienen en los ojos

un iceberg profundo con un ancla varado

de la muerte que habita en algunas esquelas

que pueblan el periódico de un modo rutinario

y suenan al oído como las iniciales

que bordó nuestra madre una tarde de sábado.

(De El perro circular)

XIII

Él y ella,

abrazados a un barco de osadía,

de cómplices miradas al infierno

presos uno del otro en su colchón sin sábanas

bajo la tempestad de un séptimo

piso sin ascensor ni luz de cielo

celebran que se quieren.

Y a pesar del mono de ayer,

a pesar de las bocas ajadas,

a pesar del detritus de la alfombra,

a pesar de los centros de acogida

donde el babel del mundo ha embarcado a sus hijos,

hoy van a celebrar de nuevo

sus más intensas bodas de papel de plata.

(De Calcetines impares)

Si un año más es siempre un año menos,

si fluye el tiempo al fin como torrente

y llega a mí la noche de repente

tras los días felices y serenos…

Si un año más es siempre un año menos

que hace menguar el agua de la fuente

y dibuja los surcos en mi frente,

y tumba la tersura de mis senos.

¡Si he sentido la dicha de tenerte,

qué ha de importarme un año más o menos

si tu boca me aleja de la muerte!

¡Si he sentido puñales al perderte,

qué ha de importarme un año más o menos

tan lejos de tu abrazo y de mi suerte!

(De Los poemas prohibidos de Margarita Miranda)

Bajar por las laderas del Castillo

mientras el mar azota mis recuerdos.

Sentada en una roca,

tras las olas,

se me aparece un pueblo allá a lo lejos:

Morón.

Desde el mar te convoco.

Y sola en la distancia

recuerdo aquellas manos

por las siete revueltas de mi pecho

perdidas como lobas hambrientas en la noche.

Aquellos brazos

que convertían mi cuerpo

en un templo de placer

ungido de campanas y vencejos.

Aquella boca

que acortaba distancias mientras las cofradías

se presentían apenas

entre los callejones

un jueves que de santo tuvo poco.

Tan lejos y tan cerca

como la realidad y el deseo.

(De Los poemas prohibidos de Margarita Miranda)

La olla exprés

Silbaba la olla exprés en la cocina.

Cuánto te eché de menos

en los días oscuros de diciembre:

el latido salvaje de tu espalda

de luz en mi costado

de sombra.

Cuánto te eché de menos

_ silbaba la olla exprés en la cocina _

la amapola de labios de tu boca

de luz entre mi boca

de sombra

en los días oscuros de diciembre.

Cuánto te eché de menos:

la caricia rotunda de tu mano

_ silbaba la olla exprés en la cocina_

de luz entre mi sexo

de sombra.

(De Pucheros)

Ahora

Ahora que todo duele en el retiro

de la existencia en esta estancia hueca

donde del cenicero a mi plegaria

hay un tumulto de ceniza seca,

ahora que van cayendo poco a poco

los minutos que distan de la cena

_ en la mesa de siempre, como siempre,

una tortilla amable a la francesa_,

ahora que va quedando de la noche

en mi ventana una llovizna inmensa,

te prometo que hoy mismo, como siempre,

he de morirme con tu boca puesta.

(De Naranjas de la China)

Arena

En el mar,

en una orilla del mar,

en un recodo de una orilla del mar

se murió

de repente

como si nada

un ladrón de antigüedades.

Desde entonces

una mujer

de negro

que no es joven

ni es vieja

porque en sus ojos

no hay edad

recoge

arena

en el mar,

en una orilla del mar,

en un recodo de una orilla del mar.

Y allí

mirando el mar

como si un desafío

retase

las entrañas

de las olas

vende

relojes

de arena.

Ella

dice

que

son

del

siglo

XVIII.

(De Naranjas de la China)

NJOY Art!

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