Miembro de la Generación de autores Romero Esteo, es licenciado en Filología Hispánica, docente, dramaturgo y poeta.
“Creo firmemente en el teatro que enseña los dientes al poder, ese teatro que no es complaciente porque no tiene la intención de desdecirse para entrar en circuitos patrocinados; aunque no debemos olvidar que es necesario en todos los circuitos”.
Forma parte del Equipo de Profesionales del Centro Dramático Nacional, en el Apartado de Dramaturgia.
Ha cursado un Máster en Estudios Avanzados de Teatro en la Universidad Internacional de la Rioja. Su proyecto de investigación aborda el tratamiento de la memoria histórica en la dramaturgia española contemporánea.
“Las cunetas revelarán no solo la verdad de los asesinados, sino también el rostro de los asesinos. Y muchos de esos asesinos todavía a día de hoy mantienen privilegios que consiguieron manchándose de sangre las manos.
En muchas ocasiones se sigue dando la espalda a los memorialistas porque nuestra democracia no ha acabado todavía con el fascismo y sigue levantándose sobre dos falsos pilares: el miedo y el silencio. Muchas personas mayores han muerto sin contar nada porque creían que la historia podía volver a repetirse.”
Ha completado su formación como dramaturgo en el Nuevo Teatro Fronterizo, con Sanchis Sinisterra; en Fuentes de la Voz, con Alfredo Sanzol, y en la Escuela Internacional del Gesto.
Colabora en ocasiones con publicaciones especializadas en teatro, como “Primer Acto”.
Trabaja como profesor de lengua y literatura española.
Ha recibido numerosos reconocimientos como dramaturgo:
Ganador del IV Torneo de Dramaturgia Andaluza (2022) con Memorias de la Luna Grande.
Finalista en el Certamen Internacional de Dramaturgia Invasora, 2022, con Pollitos de cualquier color.
Premio Irreverentes de comedia 2021 por La tragicomedia de los arcanos.
Premio Nazario a la autoría teatral 2019 en el Certamen Cultura con Orgullo, por Anatomía de un vencejo.
Primer Premio en el II Certamen Internacional de Dramaturgia Invasora por la obra Anatomía de un vencejo. (La obra ha sido seleccionada por la SGAE para el ciclo de lecturas dramatizadas ´El teatro se lee en Granada´).
Candil de Oro a las Artes Escénicas 2017.
Con su obra Sulpicius quedó finalista del Certamen Andaluz de Teatro Romero Esteo.
Accésit en el Certamen El Espectáculo Teatral con La milonga del destierro.
Finalista en el Certamen de Dramaturgias emergentes convocado por Lanau, Espacio Escénico con Epifanía de la marabunta.
Primer premio del certamen internacional El Espectáculo Teatral con La verdadera identidad de Madame Duval.
Sus obras han sido traducidas a varios idiomas.
Tiene en su haber más 30 Publicaciones, desde el 2002 al 2022, en distintos géneros. La mayoría, en estos 5 últimos años.
POEMAS
El perro
Un día comprendí que la caseta
del perro no era útil pero tuve
antes que construirla con mis manos:
comencé por la base
dejando espacio entre el suelo y el piso
que fuese suficiente
para que propiciase el aislamiento
con el mundo exterior
que a veces muestra sus hostilidades.
Después puse atención en elegir
materiales no tóxicos
_ al tiempo impermeables_
y con escuadra y lápiz
resolviendo el diagrama del rectángulo
dispuse los segmentos
ajustando un tornillo en cada esquina
para que fuesen firmes los anclajes.
Una vez construida la caseta
llamé al perro y no vino porque nunca
tuvimos perro en casa.
Y es que a veces trazamos
_ tristísimos tahúres de los sueños,
fingidos arquitectos_
sobre un papel de vida inabarcable
la herida de un deseo.
(De El perro circular)
El pupitre
La frustración, sobre el pupitre, a solas,
pesando tanto como pesa el cielo
desolador sobre los hombros leves
y atrevidos del niño que soñaba
volar hacia el futuro y se contempla
frustrado frente el íbex 38
pesando tanto como pesa el cielo
desolador sobre los hombros fláccidos
de un hombre que recuerda
a un niño que soñaba
volar hacia el futuro y se contempla.
(De El perro circular)
Piel
Hay personas que sufren.
Hay personas que tienen
_más que la piel_
la sensibilidad atópica.
(De El perro circular)
Una tarde de sábado
La miró con tensión como si le contara
las rayas a algún tigre en la noche selvática.
Después le habló despacio como si calculara
los segundos que tarda el trueno desde el rayo.
Contó ciertas historias antiguas de los bosques,
de la capa de hielo fundida en el Antártico,
de las constelaciones inasibles del cielo
de la memoria frágil donde duerme en el pasado
de los hombres que miran y tienen en los ojos
un iceberg profundo con un ancla varado
de la muerte que habita en algunas esquelas
que pueblan el periódico de un modo rutinario
y suenan al oído como las iniciales
que bordó nuestra madre una tarde de sábado.
(De El perro circular)
XIII
Él y ella,
abrazados a un barco de osadía,
de cómplices miradas al infierno
presos uno del otro en su colchón sin sábanas
bajo la tempestad de un séptimo
piso sin ascensor ni luz de cielo
celebran que se quieren.
Y a pesar del mono de ayer,
a pesar de las bocas ajadas,
a pesar del detritus de la alfombra,
a pesar de los centros de acogida
donde el babel del mundo ha embarcado a sus hijos,
hoy van a celebrar de nuevo
sus más intensas bodas de papel de plata.
(De Calcetines impares)
Si un año más es siempre un año menos,
si fluye el tiempo al fin como torrente
y llega a mí la noche de repente
tras los días felices y serenos…
Si un año más es siempre un año menos
que hace menguar el agua de la fuente
y dibuja los surcos en mi frente,
y tumba la tersura de mis senos.
¡Si he sentido la dicha de tenerte,
qué ha de importarme un año más o menos
si tu boca me aleja de la muerte!
¡Si he sentido puñales al perderte,
qué ha de importarme un año más o menos
tan lejos de tu abrazo y de mi suerte!
(De Los poemas prohibidos de Margarita Miranda)
Bajar por las laderas del Castillo
mientras el mar azota mis recuerdos.
Sentada en una roca,
tras las olas,
se me aparece un pueblo allá a lo lejos:
Morón.
Desde el mar te convoco.
Y sola en la distancia
recuerdo aquellas manos
por las siete revueltas de mi pecho
perdidas como lobas hambrientas en la noche.
Aquellos brazos
que convertían mi cuerpo
en un templo de placer
ungido de campanas y vencejos.
Aquella boca
que acortaba distancias mientras las cofradías
se presentían apenas
entre los callejones
un jueves que de santo tuvo poco.
Tan lejos y tan cerca
como la realidad y el deseo.
(De Los poemas prohibidos de Margarita Miranda)
La olla exprés
Silbaba la olla exprés en la cocina.
Cuánto te eché de menos
en los días oscuros de diciembre:
el latido salvaje de tu espalda
de luz en mi costado
de sombra.
Cuánto te eché de menos
_ silbaba la olla exprés en la cocina _
la amapola de labios de tu boca
de luz entre mi boca
de sombra
en los días oscuros de diciembre.
Cuánto te eché de menos:
la caricia rotunda de tu mano
_ silbaba la olla exprés en la cocina_
de luz entre mi sexo
de sombra.
(De Pucheros)
Ahora
Ahora que todo duele en el retiro
de la existencia en esta estancia hueca
donde del cenicero a mi plegaria
hay un tumulto de ceniza seca,
ahora que van cayendo poco a poco
los minutos que distan de la cena
_ en la mesa de siempre, como siempre,
una tortilla amable a la francesa_,
ahora que va quedando de la noche
en mi ventana una llovizna inmensa,
te prometo que hoy mismo, como siempre,
he de morirme con tu boca puesta.
(De Naranjas de la China)
Arena
En el mar,
en una orilla del mar,
en un recodo de una orilla del mar
se murió
de repente
como si nada
un ladrón de antigüedades.
Desde entonces
una mujer
de negro
que no es joven
ni es vieja
porque en sus ojos
no hay edad
recoge
arena
en el mar,
en una orilla del mar,
en un recodo de una orilla del mar.
Y allí
mirando el mar
como si un desafío
retase
las entrañas
de las olas
vende
relojes
de arena.
Ella
dice
que
son
del
siglo
XVIII.
(De Naranjas de la China)
NJOY Art!
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