
Poeta y profesora de Lengua Castellana y Literatura en Enseñanza Secundaria y Bachillerato.
Ha publicado poesía, artículos y reseñas en distintas revistas académicas y literarias, (New York Poetry Review, Verbeia, Repertorio Americano, Gafe, Álamo, Papeles del Martes, Acalanda Magazine…), antologías (De la Intimidad. Homenaje a Santa Teresa de Jesús, Editorial Renacimiento, La satisfacción del deber cumplido, Pasión en Salamanca) y libros conjuntos (Femenino Plural, EDIFSA, A Poema Abierto, USAL) entre otros.
Ha participado en recitales y congresos poéticos como HAY Festival Segovia, Festival Internacional de Poesía En El Lugar de los Escudos, Congreso Internacional de Literatura Fray Luis de León Ab ipso ferro o distintas convocatorias de los anuales Encuentros de Poetas Iberoamericanos, e impartido conferencias y talleres literarios en bibliotecas públicas, centros de estudio y referencia como el Centro Internacional Teresiano Sanjuanista CITeS o centros de Educación Secundaria y Bachillerato.
Entre otras obras, ha publicado los poemarios TRAZOS. En torno a Anglada Camarasa, conjunto con el poeta Antonio Colinas (2018), Llumantia ilíquida (Ed. Amarante, 2019), que ha sido traducida al inglés en la edición bilingüe LLumantia ilíquida- The Wavering Blaze (2022), numerada y con ilustraciones de la pintora Carmen Borrego y el poemario Tus ojos sostienen el vuelo del pájaro. Edit. Diputación de Salamanca. 2022.
POEMAS
Alas
La vi entregarse en su blancura,
-oleaje y vendaval-.
Tal vez se hiriese incluso entre las ramas.
Todo su ímpetu fue entrega o búsqueda.
¿Qué hallaría su pureza desnuda?
Aquel sonido brusco de sus alas
torpemente, como el albatros del francés.
¿Qué deseo llevó a este ángel,
-ramas, aliento, polvareda-
a adentrarse entre las hojas del abeto
y a olvidarse?

Soledad
Y se llenó el bosque de pájaros,
las cúpulas de pájaros.
Pasaron sobre mí antorchas, siglos
de pájaros.
Cantaban su canción polifónica.
Solo uno acompañaba mi tarde
en el tejado.
Su canto era el mío y era solo.
Dejó que se marcharan,
como piedras.
Volvió a cantar después.
Solo su canto solo.
Más allá de la niebla.

Hay algo en el amor
Hay algo en el amor
que no nos pertenece. Que es fuga.
Algo como esta luz diaria
que no es nuestra tampoco.
Como el calor que deja el cuerpo
en las estancias, entre las sábanas.
Que se evapora y resiste de algún modo.
Respiro. Cuerpo de átomos el aire
me acontece y es la dicha.
El solo aire, tu dicha
en mi respiración.
A cambio sé que venceremos.
La fuga de tu aliento sobre el mundo
se curva entre las flores,
amenaza a la muerte,
sortea precipicios y ya solo
el viento puede ser
lecho de especias,
resistencia fecunda
de la vida.

Bosque
Cabellos rojizos y pardos.
Lianas enmarañadas
por la lluvia de la noche.
Almizcle en la corteza, resina,
rumor sobre las copas,
golpe de alas,
crujido de la luz entre las ramas.
Algunas bestias hozaron la tierra,
cavaron surcos, dejaron
su rastro o su piel sobre mis hojas.
Junco enfangado en la charca,
reptiles y Ofelias desnudas,
nenúfares dormidos y algún rosal
sobre la piedra.
Agua más limpia viene del arroyo
casi invisible en las raíces del sauce.
Se hunde hasta mi vientre y yo
me curvo en la respiración,
como los astros.
(De Tus ojos sostienen el vuelo del pájaro. 2022)

Resisto a la intemperie
Abrazamos la luz en otro cuerpo.
Estrella en la noche si descubres
del abrazo del hombre el mar certero.
No hay soledad. Resisto a la intemperie
si en medio de la vida te derramas
sobre mi pecho abierto para ti.
Ser noche que dispara
o ser dardo que acude
Y ser en la noche
y en el dardo
el incienso que queda.

Ángulo
El ángulo
que provoca la lluvia
al converger contra toda materia
debe de ser parecido
a esa geometría perfecta
-anterior y primera-
que acertó al dulce golpe
de crearte,
de tu nombre,
de toda creación.

Tatuaje en el Marais
Perfilo con mis dedos
el horizonte de tus hombros:
hacia allí vuela mi boca.
Mis yemas van bajando
en su tranquila labor
por la blancura del brazo:
aquí encuentro mi islote.
Mi decidida mano
arrastra por tu piel
el mar, el fuego, vientos
que empujen las velas…
Aquella noche
dibujé en tu cuerpo
tus mejores años
y los míos.
(De Llumantia ilíquida, 2019)

Madre de una muchedumbre
Porque en la noche prende lo perdido.
Porque la noche no arranca
en su descenso húmedo
y no acaba de romper el firmamento,
yo llevo ahijados en mi cuerpo
todos los nombres.
Soy madre de una muchedumbre
y a todos conozco.
Pude ver hincarse las rodillas
y la frente del último bastión
de Atenas.
Entonces lloré como una niña
y mis cabellos mojados
mojaron al mundo.
La sangre precipitada
untó mis manos todas,
mi vestido.
Alejandría fue mi patria
con sus hombres.
Pescadores del puerto
me mordieron los pechos.
Yo en el Faro los esperaba
a todos, venidos de lejos,
con sedas de China,
con algodones de Indias,
con sus cansancios todos,
su soledad…
En mis caderas anchas dejaron
sus cabellos y muchos
lloraron hasta el alba.
¡Qué inmensa su canción!
Soy madre de una muchedumbre
que aún palpita en mi pecho y en mi
rojo vestido de flores
llevo a la humanidad.
Al viento lanzo mi oración perpetua
con los nombres de mis hijos,
porque en mis labios no muere
una sola y callada muerte
huérfana.
Recuerdo el nombre de los hijos
de cada selva,
cada línea de sus manos.
Recojo el llanto de sus madres
cuando en la noche recorren
el canto oscuro de las lanzas,
la piel del tigre.
Y recojo
el llanto y la marea
y la lucha de los hombres
que muerden las ortigas
del mar
hasta la aurora,
porque esos hijos me duelen
como duele la carne.
Soy madre de una muchedumbre.
A todos. A cada uno
conozco.

NJOY Art!
Es bellísimo hija mía, no tengo palabras. Sólo me queda decir graciss