Curiosidades para septiembre

¿Sabías que una persona demisexual es aquella incapaz de sentir una atracción sexual a no ser que previamente haya conseguido forjar un profundo vínculo emocional con alguien?

Es muy común que este tipo de personas se consideren asexuales hasta que lleguen a conseguir ese vínculo emocional.

Los demisexuales no tienden a sentirse atraídos por ningún género en especial, es decir, pueden sentir atracción por cualquier ser humano. Si algo tienen claro es que no sentirán el deseo sexual a primera vista, ya que necesitan tiempo para conectar con el otro y sentirse atraídos por su interior.

Claro queda entonces. Un demisexual no tiene apetito sexual alguno hasta que no se enamora hasta las trancas. Y, por lo que he leído, cuando lo hace, tampoco os creáis que siente demasiada hambre. Con poquita cosa se llena.

¿Sabías que Eduardo VII de Inglaterra, también conocido como el «rey playboy», era adicto al sexo?

No fue un «lumbreras» académicamente hablando, pero en cambio el don de gentes que poseía, y el buen hacer como relaciones públicas marcaron su reinado. Eso y su pasión por la comida y por el sexo… Engullía platos sin límite hasta que su cuerpo alcanzó unas dimensiones perimétricas más que considerables. El príncipe, era un mujeriego, pero siempre solía escoger a mujeres casadas, supongo que conllevaban menos complicaciones. Lista interminable de amantes que su esposa aceptaba con resignación mirando para otro lado.

Se ve que el bueno de Bertie no tenía suficiente con sus numerosas amantes, pues también se dedicaba a visitar los más famosos y prestigiosos burdeles del mundo, uno de los más frecuentados se encontraba en París. Se trataba del «Le Chabanais», disponía allí de una cámara especial donde hacía realidad todas sus fantasías sexuales, estaba decorada con su escudo de armas, y tenía una bañera de cobre decorada con una figura de un medio cisne que a la vez era mujer, en la que disfrutaba bañarse con la «cocotte» escogida, entre litros de champagne.

Siege d’amour o silla del amor de Eduardo VII

Durante la década de 1880 a 1890 fue un asiduo cliente que hacía uso de la «siège d’amour», el asiento del amor (actualmente se encuentra en el Museo del Sexo de Praga). Silla que mandó fabricar a medida y que le iba de perlas para poder llevar a cabo el acto sexual, pues estaba tan obeso que según cómo no daba la talla.

Era buen tipo Bertie, sí. Campechano y dicharachero. Algo así como nuestro Juanito, pero a la inglesa.

Gracias a Emecé Condado por enviarnos estas curiosidades.

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