Autómatas en la Historia

Seguramente, lo primero que nos venga a la cabeza cuando escuchamos la palabra “autómata” sean dibujos de Da Vinci o un robot, como lo entendemos hoy día, pero las alusiones a estatuas capaces de moverse mecánicamente las encontramos casi desde los albores de la humanidad. En griego antiguo, el término autómatas define algo que “actúa por sí solo”. Originalmente este término es concebido como algo entre lo tecnológico, lo mágico y lo divino. 

Por Inés Abad

Los primeros testimonios de autómatas los encontramos en la antigua Etiopía. En el año 1500 a. C. Amenhotep construye una estatua de Memon, rey de Etiopía, que “emite sonidos cuando la iluminan los rayos del sol al amanecer”. Por su parte, King-su Tse (China) en el 500 a. C. inventa una urraca voladora de madera y bambú, y un caballo de madera que saltaba. Entre el 400 y 397 a. C., Archytar de Tarento construye un pichón de madera suspendido de un pivote, el cual rotaba con un surtidor de agua o vapor, simulando el vuelo. En el año 206 a. C. fue encontrado el tesoro de Chin Shih Hueng Ti, una orquesta mecánica de muñecos. 

En el año 62 d. C. Herón de Alejandría describe algunos aparatos en su obra Autómata (Automatopoiêtiké), entre los cuales encontramos aves que “vuelan, gorjean y beben”. Aunque todos ellos fueron diseñados como juguetes, Herón describe otros, como un molino de viento que servía para accionar un órgano. En Autómata, Herón explica la fabricación de mecanismos que imitaban el movimiento de las aves, estatuas que servían vino o puertas automáticas. Estos primeros autómatas eran movidos principalmente por el movimiento del agua, la gravedad o por sistemas de palancas. También Villard d’Honnecourt (1235) escribió un libro en el que incluye algunos bocetos de dispositivos mecánicos e indicaciones para la construcción de figuras humanas y animales. 

Otro ejemplo relevante de la época fue el Gallo de Estrasburgo que funcionó desde 1352 hasta 1789. Se trata del autómata más antiguo que se conserva actualmente, formaba parte del reloj de la catedral de Estrasburgo y al dar las horas movía el pico y las alas.

El movimiento ha sido parte esencial del sentido mágico y trascendente de estas figuras, vinculando este a la posibilidad de otorgar la vida a algo. El uso de figuras animadas en el ceremonial religioso es el más antiguo que se conoce, llegando al Medievo con la difusión de esculturas de Cristo. En Andalucía encontramos algunos casos como los del Cristo de Burgos (Sevilla) o el del Nazareno de la Parroquia del Soterraño en Aguilar de la Frontera (Córdoba), aunque el más destacado podría ser el de laVirgen de los Reyes (Sevilla). 

Dibujo del Gallo de Estrasburgo

La leyenda cuenta que la patrona cobraba vida para “bendecir al pueblo y a las huestes del Rey” San Fernando. En uno de sus estudios, Teresa Laguna (conservadora de Bienes Muebles de la Catedral de Sevilla), cuenta que el primer documento gráfico que existe sobre las características materiales del mecanismo de la Virgen es un dibujo de José Gestoso datado en el siglo XIX y conservado en la Biblioteca Colombina. Si bien es cierto que no sabemos con certeza que la Virgen así actuara, lo que sí sabemos, por la descripción de J. Gestoso, es que movía la cabeza gracias al sistema de poleas que se conserva en su interior. También movía algunas articulaciones, hasta el punto de que era posible que la imagen pasara de una posición sedente a estar de pie y a hacer gestos con los brazos. Para Teresa L. “estos cambios causarían gran impacto entre los fieles y acrecentaron la devoción medieval a esta imagen, potenciando su comunicación con los fieles y la comprensión de lo sagrado”. Por su parte, el dibujo de José Gestoso muestra cómo funcionaba el artilugio para mover la cabeza hacia adelante: “Dispone de un vástago circular en posición horizontal con una cinta enrollada –una correa de cuero fijada a la cabeza-, desplegada desde el límite superior de la hoja, y una sencilla rueda dentada con su lengüeta de freno en la parte derecha”. Mediante unos pasadores de madera en los engranajes situados entre el brazo y el hombro, y el codo y la muñeca, se permitía la flexión de las rodillas, y en la cadera para poder estar en posición sedente o erguida.

Dibujo de José Gestoso que describe el mecanismo de la Virgen de los Reyes

En Toledo encontramos la leyenda del hombre de palo, y según nos cuentan las crónicas, este curioso ser llevaba una hucha para pedir limosna, y si algún viandante echaba una moneda, este realizaba una reverencia como muestra de gratitud. Algunos historiadores defienden que en realidad se trataba de una pequeña estatua de madera, con una hucha o cepo y que pedía limosna para el mantenimiento del Nuncio Viejo, hospital situado en una calle próxima conocido por atender a enfermos mentales.

Durante los siglos XVII y XVIII se crearon aparatos mecánicos elaborados principalmente por artesanos del gremio de la relojería. Su misión principal era la de entretener en la corte y servir de atracción en las ferias. En relación con el uso de autómatas en el teatro, Herón de Alejandría también escribió sobre ellos. En su obra “The automaton theatre” habla sobre su teatro de marionetas mecánicas que representaban la Guerra de Troya.

BIBLIOGRAFÍA

  • Méndez Rodríguez, L. (2008). La cima de la teatralidad llega con los autómatas : las figuras en movimiento culminan la impresión en el público.. Andalucía en la historia, 20, 25-31.
  • Sánchez Martín, F.M., Millán Rodríguez, F., Salvador Bayarri, J., Palou Redorta, J., Rodríguez Escovar, F., Esquena Fernández, S., & Villavicencio Mavrich, H.. (2007). Historia de la robótica: de Arquitas de Tarento al robot Da Vinci (Parte I). Actas Urológicas Españolas31(2), 69-76. 
  • Laguna Paúl, M.T. (2017). Dibujos de la Virgen de los Reyes conservados en la colección Gestoso. Laboratorio de arte, 29, 617-634. 

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