Mucha gente supo, gracias al precioso homenaje de El Ministerio del Tiempo, que la «Leyenda del Tiempo» de Camarón se nutre de los versos de Federico García Lorca. ¿Cómo conoció Camarón a Lorca y de qué manera se fraguó ese tándem perfecto?
Cuenta Ricardo Pachón, productor de la mayoría de discos de Camarón de la Isla, que cuando preparaban La Leyenda del Tiempo contactó con una profesora de la Universidad de Copenhague, vecina suya en Umbrete, para pedirle ayuda a la hora de encontrar cuartetas octosilábicas para unas bamberas (un palo del flamenco).
Esta profesora le mandó unos versos de la obra «Así que pasen cinco años», de Federico García Lorca, que decían…
El sueño va sobre el tiempo
flotando como un velero.
Nadie puede abrir semillas
en el corazón del sueño.
Dice Pachón que colocó en una mesa un montón de poemas de diferentes autores, y que llamó a José para que los leyera. Camarón leyó uno a uno y cuando acabó, Ricardo le preguntó cuál le había gustado más. Camarón señaló uno: el de Lorca. Y dice que dijo algo así como «yo no entiendo muy bien lo que dice pero sé que este tiene algo especial que los demás no tienen».
Seguramente Camarón desconociese que el autor del Romancero Gitano (obra llena de folclore de su pueblo y de su tierra, punta de lanza poética contra la discriminación sistemática del pueblo gitano) elaboró una Teoría del Duende allá por los años 30 donde elevó, ensalzó y comparó, en una conferencia en Buenos Aires, a La Niña de los Peines, Manuel Torres o El Lebrijano con Sócrates, Descartes y Nietzsche, y donde dijo cosas como que los negros y Bach tenían duende, o que eso del «duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar (…) oscuro y estremecido (…) que quema la sangre como un tópico de vidrios, que agota, que rechaza toda la dulce geometría aprendida».
Nunca ese «aire con olor de saliva de niño, de hierba machacada y velo de medusa que anuncia el constante bautizo de las cosas recién creadas», que era el duende para Lorca, tuvo un hogar más auténtico después de la garganta de Camarón. Aunque, como decía el poeta, el duende «no está en la garganta; sube por dentro desde la planta de los pies. Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; de viejísima cultura, de creación en el acto».
Y claro, de ahí que La Leyenda del Tiempo (de Así que pasen cinco años), Romance del Amargo (del Romance del emplazado), Mi niña se fue a la mar, Nana del caballo grande (de Bodas de sangre), Romance de la Luna (del Romancero gitano), La Tarara… sean poemas lorquianos cantados con ese pellizco que, como decía Goethe, tiene un «poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica».
Cuarenta y tres años después de que fusilaran a Lorca, Camarón hizo un disco histórico, revolucionario, vanguardista, transgresor, subversivo. Lorquiano, en definitiva. Por eso le dedicó un «Homenaje a Federico» en forma de canción, una mezcla de los poemas «Es verdad”, “Murió al amanecer”, “La Lola” y “Sorpresa”, que termina, en una especie de protesta y agradecimiento por la defensa de su pueblo y de su tierra, con el verso:
«Muerto se ha quedao en la calle
Con un puñal en el pecho
Y no lo conoce nadie»
Fuente: Francis Reina (@francisrc93)
Se el primero en comentar